¿Está durmiendo lo suficiente mi hij@?

Las conductas del sueño dependen de la cultura, y los problemas tienden a ser definidos como patrones que se alejan de las costumbres o normas aceptadas. En culturas en las que los niños duermen separados de sus padres en la misma casa, los problemas de sueño son uno de los más frecuentes que enfrentan padres e hijos.

La posición supina (boca arriba) del sueño se recomienda para cada período de sueño para todos los lactantes para reducir el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL). Las posiciones en decúbito prono (boca abajo) o lateral para dormir colocan a los lactantes en alto riesgo de muerte súbita, sobre todo para aquellos a los que se los colocó de costado y se los encontró sobre su estómago.

El colecho es cuando el padre y el niño duermen muy próximos (en la misma superficie o superficies diferentes) con el fin de poder verse, oírse o tocarse uno al otro. Las disposiciones para el colecho pueden incluir

  1. Compartir la cama (el bebé duerme en la misma superficie que el padre)
  2. Compartir la habitación (el lactante duerme en la misma habitación que los padres en estrecha proximidad)

Compartir la cama entre padres e hijo es común pero controvertido. A menudo hay razones culturales y personales de por qué los padres eligen compartir la cama, que incluyen la conveniencia para la alimentación, la vinculación, la creencia de que su propia vigilancia es la única manera de mantener a su hijo seguro, y creer que compartir la cama les permite mantener la vigilancia, incluso mientras duermen. Sin embargo, compartir la cama se ha asociado con un mayor riesgo de muerte súbita, así como lesiones o muerte del lactante como consecuencia de asfixia, estrangulamiento y atrapamiento.

Compartir la habitación sin compartir la cama permite una proximidad estrecha con el lactante y facilita la alimentación, es reconfortante y permite la monitorización; es más seguro que compartir la cama o dormir en solitario (el bebé duerme en una habitación separada); y se asocia con un menor riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante. Por estas razones, compartir la habitación sin compartir la cama es el arreglo para dormir recomendado para los padres y los niños en los primeros meses de vida.

Por lo general, los lactantes se adaptan a la conducta de sueño día-noche entre los 4 y 6 meses. Los problemas de sueño más allá de estas edades adoptan muchas formas, como dificultad para conciliar el sueño por la noche, despertarse con frecuencia durante la noche y depender de la alimentación o de ser acunado antes de poder dormirse. Estos problemas están relacionados con expectativas parentales, el temperamento y los ritmos biológicos del niño y las interacciones entre los padres y el hijo.

Los factores que influyen en los patrones de sueño varían según la edad. En los lactantes, los patrones biológicos congénitos son centrales. A los 9 meses y nuevamente alrededor de los 18 meses, los trastornos del sueño se vuelven frecuentes porque:

  1. Aparece la ansiedad por la separación.
  2. Los niños pueden moverse en forma independiente y controlar su ambiente.
  3. Pueden dormir siestas prolongadas en las últimas horas de la tarde.
  4. Pueden ser sobrestimulados mientras juegan antes de acostarse.
  5. Las pesadillas tienden a volverse más frecuentes.

Los despertares parciales del sueño son comunes en todos los grupos etarios. Los lactantes que siempre se sostienen y se mecen o se pasean en un automóvil para ayudarlos a conciliar el sueño no aprenderán a dormirse solos en su entorno de sueño típico y pueden desarrollar problemas de despertares nocturnos frecuentes. Estos problemas se pueden evitar si los lactantes se colocan siempre en su cuna o su moisés cuando están somnolientos, pero aún despiertos y se les permite quedarse dormidos solos. En deambuladores y niños mayores, los factores emocionales y los hábitos establecidos se tornan más importantes. Los eventos estresantes (p. ej., mudanza, enfermedad) pueden causar problemas de sueño agudos en niños mayores.

Algunas recomendaciones para establecer una rutina adecuada para la hora de dormir.

Recuerden que el sueño es un evento normal, fisiológico y depende de nuestros ciclos, una de las substancias que son secretadas para poder dormir bien, es la Melatonina.

Cuando se dice, pareces gallina, ¡apenas oscurece y te vas a dormir! Es un dicho muy sabio, ya que la luz y la obscuridad juegan un papel importante para el ciclo de sueño. 

Las pantallas, como televisores, computadoras, tabletas y celulares, emiten luz que interfiere con el adecuado ritmo del sueño, por eso es imprescindible normar el uso de éstas. A continuación les dejo algunas recomendaciones:

Prácticas de sueño saludable para niños

  1. Establezca una rutina para la hora de dormir de su hijo.
  2. La hora de acostarse y despertarse debe ser aproximadamente a la misma hora en las noches escolares y en las noches no escolares. No debe haber más de una hora de diferencia de un día a otro.
  3. Haga que la hora antes de acostarse comparta un momento de tranquilidad. Evite las actividades de alta energía, como el juego brusco, y las actividades estimulantes, como mirar televisión o jugar juegos de computadora, justo antes de acostarse.
  4. No envíe a su hijo a la cama con hambre. Un refrigerio ligero (como leche y galletas) antes de acostarse es una buena idea. Sin embargo, las comidas pesadas dentro de una o dos horas antes de acostarse pueden interferir con el sueño.
  5. Evite los productos que contienen cafeína. Estos incluyen refrescos con cafeína, café, té y chocolate.
  6. Asegúrese de que su hijo pase tiempo al aire libre todos los días siempre que sea posible y de que haga ejercicio con regularidad.
  7. Mantenga el dormitorio de su hijo silencioso y oscuro. Una luz nocturna de bajo nivel es aceptable para los niños que encuentran espantosos los cuartos completamente oscuros.
  8. Mantenga la habitación de su hijo a una temperatura agradable durante la noche (aproximadamente 18-20°C).
  9. No use la habitación de su hijo para castigarlo.
  10. Evite el uso de dispositivos de medios electrónicos (televisores, computadoras portátiles, teléfonos inteligentes) durante al menos 1 hora antes de acostarse y mantenga estos dispositivos fuera del dormitorio. Los niños pueden desarrollar fácilmente el mal hábito de usar las redes sociales después de acostarse o «necesitar» la televisión para quedarse dormidos. Es mucho más difícil controlar los medios electrónicos de su hijo si los dispositivos están en el dormitorio.

 


 

Photo by Peter Oslanec on Unsplash

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